domingo, 15 de febrero de 2009

Moderación de comentarios

Cuando abrí mi primer blog era 2004. Más o menos un año después, ya había tocado casi todos los temas que me interesaban personalmente, pero no tanto como para tratarlos de manera profesional, esto es, llevarlos al jefe de sección y decirle: "Esto es la hostia. Tenemos que escribir algo". En resumen: yo era un diletante total. En la época en que, como blogger, me di cuenta de que no daba más de mí, empezaron a abrir bitácoras hasta las cofradías penitenciales. Los medios de comunicación tomaron nota de la nueva moda y pusieron a los periodistas a escribir blogs dentro de su estrategia suicida de ofrecer contenidos a cambio de nada.

¡Qué tiempos, 2004! Mi novia del instituto acababa de darme la patada, rompiendo mi sueño pisitofílico de trabajito y familita en el terruñito. El otro día discutía con mi señora (la actual, y salvo conflicto nuclear, definitiva) qué había tenido una mayor importancia histórica, la caída del Muro de Berlín o la propagación de internet. Por deformación académica (tengo estudios de Historia), me decanté por lo primero, aunque era lo segundo lo que había revolucionado mi trabajo y mi vida. Pero en este país parece que cuatro de cada cinco personas pueden vivir perfectamente offline. ¡Qué rara es la gente! Pudiendo renovar la demanda de empleo desde el ordenador del niño o un cibercafé, forman esas antiestéticas colas que ponen de los nervios al Gobierno.

Pero divago. El viernes por la mañana envié mis inscripciones para los famosos cursos del CEIM. Pesadilla logística, se lo cuento para que vayan intelectualmente pertrechados. Hay que bajarse, imprimir, rellenar a mano y enviar por correo ordinario o fax dos documentos distintos que en realidad piden la misma información. Ojo que piden cosas como el código de los cursos, que es imposible de encontrar en las propias páginas de las academias o del CEIM. ¡Yo lo dejo en blanco y que sea lo que Dios quiera! Aparte, hay que fotocopiarse DNI, tarjeta de demandante de empleo o última nómina y tarjeta de la Seguridad Social... y mandarlos por fax o correo electrónico. ¡Que me lo expliquen! ¿En otro envío, distinto? Si es por email, ¿hay que escanear, no? Vaya caos. Yo lo he metido todo junto en un sobre por correo certificado. Y de nuevo, que sea lo que Dios quiera. Mi selección incluye: diseño de páginas web (flash y Dreamweaver), especialista en desarrollo de aplicaciones web, escritura y redacción eficaz en el ámbito empresarial y e-business y comercio electrónico.

3 comentarios:

Leonor de Aquitania dijo...

Síii, no está mal la canción escogida

Leonor de Aquitania dijo...

Espero que esto dé los resultados que se esperan de nosotros y ojalá te vaya todo bien en esta ciudad barón

Munchausen dijo...

Por el momento va de madreperlas. :)

¡Nos vamos a colocar todos! :D