sábado, 28 de febrero de 2009

Va a ser cierto lo de los espías

A lo mejor me he convertido en líder de opinión, por posicionamiento google gracias a mi affaire con la investigadora Carmen B. Palomares (ese verano maravilloso que pasamos en Villa D'O Bonzo). El caso es que los espías de Esperanza Aguirre se han debido de enterar de mis escarceos con la agencia municipal de empleo de su encarnizado enemigo, el sr. Faraón, pues acaban de mandarme una citación del servicio regional para una tutoría individual, que yo no había solicitado.

¿Y la tutoría esa, en qué consiste? No tengo ni idea.

He pasado la semana cerrando cosillas pendientes: un proyecto de mudanza, una baraja de Magic tuneada para un amigo. Febrero se me ha terminado por sorpresa sin haber realizado nuevas acciones de empleo dignas de mención. Así que voy a enumerar unas cuantas webs de empleo y alejarme del ordenador silbando. El miércoles que viene me vuelvo al pueblo unos días, pero rellenar todos esos formularios mantendrá a los lectores ocupados, espero.

Sin otro orden en particular:

LinkedIn: es una red social profesional, dirigida más bien a miembros de la Generación Tapón.
Hacesfalta.org: trabajo en oenegés (hay un montón), también remunerado.
Clasificados El País: no esperen puestos de redactor, obviamente.
Laboris, Infojobs, Trabajar.com y Periodistas.com, CompuTrabajo, Monster: hay que estar en todas.
Infoempleo: es nefasta, por lo menos para los ítems redactor y periodista.
El Corte Inglés, Fnac: mejor que pasar hambre.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Introducing Mr. Redfern

Doonesbury, la primera tira cómica galardonada con el premio Pulitzer, está reponiendo estos días las tiras correspondientes al despido de Rick Redfern, el periodista.



El editor trata de levantarle la moral. Ahora va a tener tiempo para cumplir sus sueños: hacer un viaje río abajo por el Yangtzé, escribir un libro sobre Bush, tener un asunto con una editora cachonda... Al final, abre un blog (je, je).

Creo que me he quedado sin plazas para ninguno de los cursos a los que me apunté. Pero debe de correr bastante dinerito público, porque me han insistido una y mil veces en que estoy en lista de espera para los siguientes y a ver si no me apetece tomar otros. Pues no. La primera cosa que hago cada mañana es revisar las alertas que las páginas de empleo me remiten sobre puestos para redactores y periodistas. Son poquísimas y la mayoría llevan el apellido web. Esos cursos nos resultan imprescindibles. No hay más web-os.

Ayer estuve en la inauguración del auditorio de la Fundación Albéniz. Presidía la infanta Margarita, hermana del Rey, en estado de franca catatonia. Junto a ella, la directora de la fundación y de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, Paloma O'Shea, señora de Emilio Botín, que siendo tres años mayor que la infanta parecía su hija y es, de largo, la plutócrata española más interesante a ojos del barón, muy por delante de las hermanas Koplowitz, que demostraron ser unas horteras casándose con aquellos estafadores de las gabardinas.

En homenaje a Alicia de Larrocha (que yo creía que era una diseñadora), tocaron un breve programa de 45 minutos de piano. Marko Hilpo interpretó una sonata de Beethoven que tenía un aire antiguo, más cerca del barroco que del romanticismo. El pianista meneaba la cabecita de paladín, con los ojos cerrados, al son de la música, tocando de memoria. Cuiden si van a recitales de piano de ponerse al lado izquierdo del patio de butacas, o se perderán como yo el movimiento de las manos sobre el teclado (me pasé toda la sesión mirando los pedales).

Luis Grané, que sustituyó a Hilpo al teclado, tocó dos cuadros de la Iberia de Isaac Albéniz (el bisabuelo de Gallardón). Pasar de Beethoven a Albéniz es como salir de la iglesia y marcharse de putas. La música se come a bocados el silencio y lo impregna de olor a nardo. Grané, que comparte tazón con Hilpo para cortarse el pelo, se olvidó de saludar a las autoridades, cosa que atribuí a que, como pianista, todavía no está hecho. ¿Qué quieren, que hable de su interpretación? ¡Si yo no tengo ni idea de música!

La sesión continuó con una pieza que me apetecía mucho oír, 'Furor a propósito de un céntimo perdido', también de Beethoven. La O'Shea se reservó para le grand finale a David Kadouch, un jovenzano al estilo Daniel Brühl que se metió al público en el bolsillo con dos preludios de Debussy. Matándonos primero de aburrimiento con 'Las hadas son exquisitas bailarinas' y follándose el piano a continuación con 'Lo que ha visto el viento del oeste'. En los pasajes suaves, se le oía respirar como un bisonte. Que moló, vaya.

lunes, 23 de febrero de 2009

Post-carnaval

Disculpen las molestias. El carnaval me ha pasado por encima.


(de visita en el Ministerio de Igualdad)

El domingo iba a responder a un largo comentario de la profe (por cierto, aquí está el artículo del '20 minutos'; en ocasiones, la prensa gratuita no es tan 'castaña'), pero me entretuve exterminando hormigas de la cocina. La solución (final) pasa por una especia conocida como clavo de olor, un repelente más eficaz que perseguir insecto por insecto mechero en mano en plan "quémalos, Ripley!!".

El viernes, en la Seguridad Social, delante mío iba un señor de 69 años que quería volver a trabajar, ¡sin dejar de cobrar pensión! Me tocó un funcionario majo y volví a casa enseguida, una vez terminada mi gestión, sólo que sin el documento que necesito, que tenía que volver a pedir desde casa y esperar un máximo de quince días a que me lo envíen por correo.

Con esta elasticidad en los plazos, creo que puedo pasarme hasta el mes de abril sin el asesoramiento del técnico de empleo. A lo mejor tengo la moral demasiado alta (je, je). La pregunta oracular que debo hacerle es: ¿dejo este oficio moribundo y me pongo a estudiar económicas? Me temo que la respuesta será: lo que tú quieras, chato.

Sobre las similitudes entre periodismo y psicología, estoy de acuerdo en que ambas son experiencias de la cabeza (no diré ciencias incluyendo al periodismo, porque ciencias de la información... jua jua jua...) en la medida en que su objeto es la persuasión. En las novelas de Terry Pratchett, una parodia desternillante del universo fantástico, las brujas dominan el arte de la cabezología: se valen de la psicología popular para sus fines. Eso es el periodismo. Eso es vender periódicos (o programas de radiotelevisión, me da lo mismo): crímenes domésticos y alguna conspiración que otra.

Una cosa que no tiene el periodismo son esos seminarios gestalt con ejercicios que invitan a los alumnos a sobarse para vencer la represión de los instintos. Bueno, en periodismo existen esas cosas que llamamos 'alcohol' y 'cuernos', la fea tendencia de llamar a las cosas por su nombre... pero vuelvo a divagar... :D

Los alumnos de toda la vida de Dios salen escopetados del aula (si es que han llegado a entrar). Tabaquismo, urgencias intestinales o de ventilación me parecen motivos tan respetables como cualquiera. En cuanto a los productos del trabajo en equipo, yo vivo con una licenciada en Bellas Artes. Ahora todo el mundo tiene cámara en el móvil: se documentan, se les rinden honores... y se destruyen. Así se disuelve el vínculo emocional y los restos terminan programáticamente en la papelera, sin molestar al encargado de la limpieza.

La vergüenza por los actos de los demás se conoce fuera de nuestro país como vergüenza española. Lo que falta es educar en el civismo a edad bien temprana, porque ya sufrimos esa parte de vergüenza y también la culpa judeocristiana, que está a nivel de superestructura (la administra la ideología dominante) y produce unos efectos devastadores en cada individuo... lo que no impide que la gente siga escupiendo en la calle, porque la Biblia no dice nada de eso.

En cuanto a las ventajas y desventajas de sentirse diferente y el inconformismo... La culpa es del movimiento romántico, que vendía la genialidad individual al mismo tiempo que arrojaba al individuo a la masa abyecta del Volk (que no es otra cosa que el pueblo, pero retengan la palabra alemana, porque es el atajo hacia el nazismo). Es un meme del cual no nos hemos podido todavía liberar. Y nos sentimos diferentes, ¿de quién?

jueves, 19 de febrero de 2009

El descenso

No es por ponerme en lo peor, pero se aproximan tiempos sombríos. Hace años, los que manejan el cotarro (sean la Trilateral, los rosacruces o los reptilianos, me da lo mismo) lanzaban consignas contra la xenofobia cuando había que reclutar a cinco millones de inmigrantes para el dios Pisito y ahora mandan patrullas policiales a la salida de los colegios para hacer sacas de los ilegales que van a recoger a sus hijos. Es por ello que hay que ponerse escrupuloso con los documentos e inclinar la testuz ante los delirios burocráticos. Tomar ejemplo de Jesucristo Nuestro Señor, que fue a nacer donde los romanos mandaron a sus padres con motivo del censo de Augusto. Lo primero que hice al llegar a Madrid fue empadronarme. Tuve que arrastrar a mi señora, que llevaba ya ocho años aquí y todavía figuraba en casa de sus padres. Cuando te empadronas, te dan esa cosa tan bonita que se llama volante (aunque tiene forma de folio) y ya puedes mirar a tus amigos por encima del hombro, porque son de fuera... Bueno, ese es el mecanismo que conduce de la adoración del dios Pisito a la veneración del dios Terruñito de acuerdo al evangelio pisitofílico. El papel yo lo quería para apuntarme al paro. Y ahora lo necesito para modificar mis datos en la Seguridad Social, que por haber cambiado de domicilio se niega a remitirme por internet el documento de Vida Laboral, que me hace falta para darme de alta en el servicio de intermediación de la Agencia de Empleo, lo cual es preciso para acceder a la bolsa de empleo propiamente dicha de mi agencia de zona, que está en un barrio distinto que la anterior y que el mío, puñetera coincidencia. Pero no importa. Tenemos todo el día para estas cosas. Aun diría más, tenemos todos los días. Me han dado cita con el orientador laboral para el 1 de abril. Viendo cómo está el tema, para entonces, a lo mejor, me he comprado una caja de ahorros mediana por un euro.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Qué sé yo

Cuando yo estudiaba Historia, nos mandaban leer para no atragantarnos los libritos editados por Presses Universitaires de France (de acrónimo PUF, je je) en la colección 'Que sais-je?', que tiene su gracia porque, en español, '¿Qué sé yo?' viene a significar '¿Y a mí qué me importa?'. Creo que el '¿Qué sé yo?' es la pregunta más pertinente que me he hecho desde que no trabajo, y su representación material, el currículo, un documento más importante que la Constitución española, que está llena de disparates neorrománticos (en las lecturas públicas del 6 de diciembre, deberían poner Spandau Ballet como música de fondo). Pero el currículo, ay amigos, es como el dibujo que le hizo Buero en el trullo a Miguel Hernández. El tiempo que toma hacerlo y rehacerlo es el mejor invertido.

Cuando salgo a internet ahora en busca de bolsas de empleo, me molesta mucho volver a rellenar una vez y otra los mismos formularios. El viernes llegué a memorizar mi número de la Seguridad Social, que tiene doce cifras, enviando inscripciones para cursos. Pero hasta el momento no me había topado con una web tan deficiente como la de la Cámara de Madrid, cuyos menús de multiselección son una tortura. Incluye hasta un disclaimer al final del proceso (con varias faltas de ortografía y errores de sintaxis):

PROBLEMAS
¿TIENES PROBLEMAS PARA INTRODUCIR EL CURRICULUM?
En caso que desde su ordenador tenga problemas para introducir su candidatura, verifique si puede ser por alguno de los siguientes motivos:

1. Debe de disponer de una versión de Internet Explorer igual o superior a la 5.5 o bien Netscape 7.0

2. Si dispone de una herramienta de bloqueo de "pop-ups" desactívela. Para la selección de alguno de los valores la aplicación utiliza un "pop-up" de búsqueda de valores.

-Si aún cumpliendo éstos requisitos, desde su ordenador le resulta imposible introducirlo, le informamos que el problema no es debido a la aplicación, ya que funciona correctamente.



Jajaja, es que el último párrafo es genial. Les salva ese descaro; en otras páginas de empleo, me hace desistir la usabilidad nula. Pero aquí no sólo he encontrado una oferta para redactores, sino que en el peor de los menús multiselección, por largo y confuso (creo que tiene apuntadas todas las profesiones posibles de la Tierra), se puede uno postular para puestos cuya existencia desconocía:

  1. Reólogo (estudia los principios físicos que regulan el movimiento de los fluidos)
  2. Actuario (interviene con fe pública en la tramitación de los autos procesales)
  3. Sobrestante (cuida de los coches destinados a las personas reales)
P.D. ¿Habéis traficado alguna vez en marihuana? En Toronto tenéis una posición :D

martes, 17 de febrero de 2009

Decíamos ayer

El ejercicio de ayer con Félix de Azúa era eso de decir SÍ negando con la cabeza o esconder el dinero a la vista de todos sobre la mesa para que no lo encuentren los ladrones. La clave de falsación del párrafo sobre Velázquez no la da que no hayamos oído hablar antes de las investigaciones de Carmen B. Palomares o de la villa portuguesa D'O Bonzo, sino en la biografía de Bacon, llena de pipas, que ocupa el resto del artículo. Sin embargo, la tesis (la vida del artista altera nuestra percepción de su obra) ve centuplicada su pertinencia por el engaño. Comprobado lo cual, debemos considerar:

1. Soy más tonto que el Lazarillo tomando las uvas de tres en tres.

2. El interés informativo sigue incluso desmontada la broma: había que llamar a De Azúa.

3. El País habría debido rechazar el artículo. No era ese su sitio (tal vez, el suplemento cultural Babelia).

4. Arcadi va a matarlo.

5. Entre Arcadi y De Azúa, el periodismo es como elegir entre el sargento Barnes y Elias en 'Platoon'. Lo malo es que no sabría decir cuál es cuál.



P.S. Je, je, je... Google me ha indexado bajo el término de búsqueda 'Carmen B. Palomares' y estoy recibiendo visitas de la Universidad del País Vasco, Televisión Española, el CSIC y la UNED, entre otras IPs, aparte de un porrón de particulares... ¡Hola, amigos!

lunes, 16 de febrero de 2009

Una de perioogle

Si por mí fuera, me quedaría desempleado siempre, porque tengo una fuerte vocación de pertenencia a las clases pasivas (claro que los parados somos 'activos'; la maldición bíblica nos puede caer en cualquier momento en forma de recomendación de un amigo, un familiar o ex compañero). Me encanta levantarme a las diez de la mañana (claro que esto se debe al horario periodístico, que implica entrar a las once y salir cuando Dios dispone), desayunarme con todas esas ofertas de trabajo internetiles para las que estoy insuficientemente cualificado y luego hacer una parada camino del mercado en una cafetería que esté suscrita por lo menos a dos periódicos (no valen gratuitos, que son una castaña). Por 1,20 euros alemanes, ahora mismo leo El País y El Mundo, me tomo un café y ejerzo mis derechos de fumador pasivo. Se lo dije, tengo vocación de clase pasiva.

Sorpresón hoy en El País: escribe Félix de Azúa un largo artículo sobre la exposición de Bacon en el Prado. Es una refutación de la teoría artística que establece que la vida del artista es un elemento despreciable en el análisis de la obra. Incluyo el párrafo que me ha dejado ojiplático:

Concluyo con uno de los últimos casos, pero uno de los más chocantes. Cuando Carmen B. Palomares descubrió el acta de nacimiento de Diego Velázquez en un archivo de la villa D'O Bonzo y constató con perplejidad que había sido inscrito como Isabel Velázquez, no daba crédito a sus ojos. Una exhaustiva investigación posterior en obispados, hospitales y cárceles portuguesas constató que Velázquez era una chica, que nunca aceptó su identidad sexual, que desde la adolescencia usaba bigote de guías subidas (pegado con resina de pino), que tuvo altercados constantes con el párroco de D'O Bonzo hasta que éste la puso en manos del guardia municipal. Su huida de la ergástula, su aparición en Sevilla ya muy maquillado (aunque nunca pudo disimular las caderas, harto abultadas incluso para un pintor), su vida posterior con matrimonio de provecho incluido, todo hasta el célebre episodio en que el rey le pinta la cruz en la solapilla (una evidente deconstrucción del bigote), son cosas que sólo se han sabido en los últimos 50 años. Desde entonces la obra de Velázquez y sobre todo la célebre 'Venus del espejo', en el cual se refleja el rostro sin afeites del pintor, han sufrido un verdadero cataclismo. El mismo que usted puede ahora constatar en la exposición Bacon.

Esto sí que acojona. ¡Hombre muerde perro, lo dice el periódico más vendido de España! El periodista Google que llevo dentro necesita más información. Una cosa es que demuestren que el Coloso no es un cuadro de Goya y otra que Velázquez fuera una señora. Pero no hallo rastro de Carmen B. Palomares ni de Isabel Velázquez ni de Villa D'O Bonzo. Todo esto es muy raro. No es 28 de diciembre ni 1 de abril y Félix de Azúa no es lo que se dice un bromista (o a lo mejor sí, como el terrible Thomas Bernhard, que entendía su novelística como un ejercicio de humor). Aguardo con impaciencia mañana las cartas al director.

Y el segundo shock del día, se despide Pisitófilos, el comentarista que, desde hace más de cinco años, ha sido a los foros y bitácoras de economía lo que Atleta Sexual fue al blog de Arcadi Espada: uno hacía ctrl+f para buscar directamente sus aportaciones. Los pp.cc., pisitófilos creditófagos o -ir siempre hablaban de sí mismos como un colectivo, protegidos por el anonimato para decir las cosas que los agentes de lo que ellos llamaban La Comedia de Gallinas del Pisito, esto es, la burbuja inmobiliaria que ha dejado el país hecho unos zorros, no pudieran tomar represalias. El mero Google tampoco era una herramienta útil para desentrañar su identidad. Señores, hay que moverse, usar el teléfono, ir a las universidades, fastidiar a los funcionarios, irse de copas con los agentes de la ley para descubrir estas cosas... pero a mí no me molesten, que ahora mismo no me están pagando por ello.

domingo, 15 de febrero de 2009

Moderación de comentarios

Cuando abrí mi primer blog era 2004. Más o menos un año después, ya había tocado casi todos los temas que me interesaban personalmente, pero no tanto como para tratarlos de manera profesional, esto es, llevarlos al jefe de sección y decirle: "Esto es la hostia. Tenemos que escribir algo". En resumen: yo era un diletante total. En la época en que, como blogger, me di cuenta de que no daba más de mí, empezaron a abrir bitácoras hasta las cofradías penitenciales. Los medios de comunicación tomaron nota de la nueva moda y pusieron a los periodistas a escribir blogs dentro de su estrategia suicida de ofrecer contenidos a cambio de nada.

¡Qué tiempos, 2004! Mi novia del instituto acababa de darme la patada, rompiendo mi sueño pisitofílico de trabajito y familita en el terruñito. El otro día discutía con mi señora (la actual, y salvo conflicto nuclear, definitiva) qué había tenido una mayor importancia histórica, la caída del Muro de Berlín o la propagación de internet. Por deformación académica (tengo estudios de Historia), me decanté por lo primero, aunque era lo segundo lo que había revolucionado mi trabajo y mi vida. Pero en este país parece que cuatro de cada cinco personas pueden vivir perfectamente offline. ¡Qué rara es la gente! Pudiendo renovar la demanda de empleo desde el ordenador del niño o un cibercafé, forman esas antiestéticas colas que ponen de los nervios al Gobierno.

Pero divago. El viernes por la mañana envié mis inscripciones para los famosos cursos del CEIM. Pesadilla logística, se lo cuento para que vayan intelectualmente pertrechados. Hay que bajarse, imprimir, rellenar a mano y enviar por correo ordinario o fax dos documentos distintos que en realidad piden la misma información. Ojo que piden cosas como el código de los cursos, que es imposible de encontrar en las propias páginas de las academias o del CEIM. ¡Yo lo dejo en blanco y que sea lo que Dios quiera! Aparte, hay que fotocopiarse DNI, tarjeta de demandante de empleo o última nómina y tarjeta de la Seguridad Social... y mandarlos por fax o correo electrónico. ¡Que me lo expliquen! ¿En otro envío, distinto? Si es por email, ¿hay que escanear, no? Vaya caos. Yo lo he metido todo junto en un sobre por correo certificado. Y de nuevo, que sea lo que Dios quiera. Mi selección incluye: diseño de páginas web (flash y Dreamweaver), especialista en desarrollo de aplicaciones web, escritura y redacción eficaz en el ámbito empresarial y e-business y comercio electrónico.

jueves, 12 de febrero de 2009

Ni un minuto después



Got nothing to prove, I'm not your whore
You're gonna lose, coz I got more
Not sure you can endure
I'm not your little, I'm not your little, I'm not your little
Whore...

Von Iva: Whore whore whore...
Zooey: Not your late night booty call
Von Iva: Whore no more...
Zooey: Don't call me passed 11pm, it won't happen again
2x

Like a scab that won't heal, just another sore
Lost face in the crowd such a lonely bore

Don't call me passed 11pm, it won't happen again
Happened once, it happened twice it happened three times, maybe four times, maybe five times, maybe, maybe it happened six
times but it won't happen seven times
No no no no no no...

Whore whore whore
Not your late night booty call
Whore no more
Don't call me passed 11pm it won't happen again
2x
You could call me at 10.59 but don't call me at 11 coz that's my rule now

Sweet Ballad - Munchausen by Proxy (Feat Von Iva and Zooey Deschanel)
OST. Yes Man

* * *

Ya tenemos himno en Necesita más perro. Lo interpreta un grupo ficticio formado para la película 'Yes Man' por la actriz (que también canta) Zooey Deschanel y una banda de electropop, Von Iva. Se hacen llamar Munchausen by Proxy, como el síndrome y como servidor de ustedes, y en este temazo siguen un hilo que nos interesa, a nosotros que nos pasamos la vida esperando esa llamada del trabajo/del amor de nuestra vida, y que hacemos ademán de ir a ponernos duros, pero somos blanditos, blanditos... :D

miércoles, 11 de febrero de 2009

Dilbert el oficinita

Hay una tira de Dilbert, el oficinita (no es una errata) creado por Scott Adams, que capta muy bien al espíritu diríamos 'entregado' que habita dentro de nosotros (sobre todo de mí, en esta jornada post-entrevista de trabajo) y que podemos encontrar en tantas organizaciones humanas, desde empresas hasta talleres de literatura. En una reunión, el jefe pelopuntas amonesta a los empleados porque sospecha que uno de ellos no está cumpliendo su cometido en cierto proyecto (en inglés, metafóricamente "dead wood"). En la última viñeta sale un árbol muerto, sentado a la mesa en medio de los empleados (sí, esto es normal en las tiras de Dilbert), que se da por aludido y dice: "He hecho unas llamadas y ahora estoy esperando a que me respondan". Esa sensación de haber cumplido ya solamente con haber imaginado el resultado.

Pero no podemos pararnos: ayer en la entrevista, el jefe de recursos humanos me contó que yo era el primer convocado (¿es bueno? ¿es malo?) y que todavía no sabían muy bien cómo iban a desarrollar el proceso de selección, ni cuánta gente querían ver, ni cuánto tiempo iban a tardar. Señales estas que parecían conducir al "no nos llames, nosotros te llamaremos" que pone fin al asunto. Pero también me preguntaron si andaba metido en otros procesos de selección (¿en otros? ¡En todos!), y me insistieron en que les avisara por si me surgía alguna oportunidad antes de que ellos tomaran su decisión, y en cualquier caso, que les pusiera un email si dentro de unas semanas todavía no tenía noticia de ellos. Vamos, que me escribieron el teléfono en el paquete de tabaco junto a la huella de carmín. Pero no adelantemos acontecimientos ni hagamos lo que dice el señor Lobo en 'Pulp Fiction'.

Después de postularme para cuantos empleos llevaran aparejada la palabra 'redactor' al anuncio, este lunes yo tenía planes de matricularme en algunos cursos para acreditar esas cosas que digo que conozco en mi currículo, que son ciertas porque las he 'trabajado', pero para el empleador desconocido como si hablo fluido el pastún. De ahí el enlace al CEIM que dejé en la primera entrada. Aunque muchos de estos cursos empiezan de forma imninente, en la última semana de febrero, no cierran hasta la víspera las inscripciones, así que no lo duden. Yo ya estoy tardando. Pero sean prácticos. ¿En serio merece la pena el mandarín para principantes?

martes, 10 de febrero de 2009

Lonchafinismo contraproducente

Devoto de la Virgen del Puño Cerrado, me apeo en la estación anterior a la que debo, para ahorrarme un cambio de tarifa. Me encuentro en una parada llamada Ronda de la Comunicación, lo que magufamente percibo como una buena señal (aunque se refiere más a las telecos que al periodismo; aquí hay una megasede de Telefónica y un poco más allá queda Vodafone). Más señales: el primer mensaje de correo que he recibido esta mañana venía de Microsoft. Decía: "Internet seguro". Un libro abandonado en una escalera mecánica del metro: 'Vivencias de Tierra Santa'. ¡Dios lo quiere! La empresa que me ha citado para la entrevista ofrece alojamiento de páginas web, lo que en la jerga se conoce como hosting. También se dedican al outsourcing y al housing. Mis conocimientos no van mucho más allá del house cleaning, pero toda es música que me suena.

Los distritos y municipios de Madrid son como bantustanes. En coche se va de lujo a todas partes (según las horas). A pie todo son pegas. Alcobendas parece Cisjordania, llena de barreras. Finalmente, regreso al metro y pago el billete combinado para un trayecto de una sola parada. De vuelta a casa me lo montaré casi peor: me voy hasta el centro para coger el Cercanías, que no pago. Está tan mal señalizado que tardo tres cuartos de hora en encontrarlo. En los mapas de las paradas de autobuses, dibujan la vía como si circulara al aire libre, cosa que me despista muchísimo. La semana pasada me perdí y casi me salgo de Cuenca, pero siguiendo el curso del Huécar encontré el camino, igual que hacen los Lidenbrock en 'Viaje al centro de la Tierra', siguiendo el arroyo Hans hasta el océano subterráneo.

La estación de metro a la que en primer lugar me dirigía se llama nada menos que La Granja, en el polígono industrial de Calabozos. Reviso las señales: tres a favor, dos en contra. Pero la entrevista va de cine. No me extraña que se escriban libros sobre estas cosas. Es una de las situaciones sociales más embarazosas que cabe imaginar. El esquema es tan sencillo que provoca la ansiedad: primero te explican qué hace la empresa, y entonces te preguntan cómo puedes mejorarlo, tú que ni siquiera eres el último mono, ¡es que todavía no estás en plantilla! Salir airoso del trance produce una sensación de suficiencia muy agradable. Pero hay que andar con cuidado. Siempre al final, le hacen a uno la pregunta que desarma, en plan 'Blade Runner' a ver si eres un replicante. Es la pregunta-kriptonita. El ejemplo clásico es "enumera tus defectos", pero como aprendimos pronto la lección ("soy demasiado trabajador", je je), ahora improvisan como consumados jazzistas. Esta vez, la pregunta era: ¿crees que hay algo que no te hayamos preguntado?

lunes, 9 de febrero de 2009

Siempre es un mal momento

Esta tarde suena mi teléfono móvil.

- Buenas tardes. Te llamo en nombre de [nombre omitido para proteger a los inocentes]. Hemos considerado tu currículo y nos gustaría mantener una entrevista. ¿Te pillo en un mal momento?
- Nononono, dime, dime -respondo subiéndome los pantalones.

Es la primera llamada desde que llegué a Madrid, el 1 de enero. Magufamente, echo cuentas. Cuarenta días. La cuarentena. Trescientos mil trabajadores han ingresado en las estadísticas del paro. Yo saco la cabeza. Han llegado a mí a través de un portal de empleo por internet, ergo ese centenar largo de solicitudes que envié ha cumplido su cometido. Los fletes marítimos de carga seca van p'arriba, lo que podría ser indicador del final de la crisis mundial (de la española nos ocuparemos más adelante). Hacer cosas, incluso sin levantarse del sillón (donde, la mar de cómodamente, trabajo con el portátil gracias a una mesilla de esas para cenar viendo la tele), da resultado.

Tengo un problema. Reviso las requisitos deseados en la oferta de empleo, busco información sobre la empresa y... a priori no me seduce demasiado. ¿Seré malcriado? Siento tentaciones de no acudir a la entrevista. Hay otros 25 preseleccionados. ¿Tendrán ya un favorito y la fase de entrevista es sólo un paripé? Antes de comparecer, debería leerme una docena de artículos sobre cuestiones técnicas. El puesto exige un perfil en el que no acabo de encajar, pero me da como vergüenza presentarme sin repajolera idea. Mi ética del desempleado me dice que debo aparentar interés, aunque me apetezca más apuntarme a unos cursillos gratuitos, que organizan esos malvados señores de la CEOE, e ir tirando hasta que en octubre me apunte a un máster. Pero debería trabajar. Porque yo no cobro paro. Cuando estaban echando a todo el mundo de sus empleos, yo me fui. Por mi propio pie. Y me vine a Madrid. Pero esto ya lo hice en coche, porque hubiera tardado un par de semanas, si no.

Otro día seguimos, porque mañana tengo una entrevista y ya me han dado las tantas.