jueves, 19 de febrero de 2009

El descenso

No es por ponerme en lo peor, pero se aproximan tiempos sombríos. Hace años, los que manejan el cotarro (sean la Trilateral, los rosacruces o los reptilianos, me da lo mismo) lanzaban consignas contra la xenofobia cuando había que reclutar a cinco millones de inmigrantes para el dios Pisito y ahora mandan patrullas policiales a la salida de los colegios para hacer sacas de los ilegales que van a recoger a sus hijos. Es por ello que hay que ponerse escrupuloso con los documentos e inclinar la testuz ante los delirios burocráticos. Tomar ejemplo de Jesucristo Nuestro Señor, que fue a nacer donde los romanos mandaron a sus padres con motivo del censo de Augusto. Lo primero que hice al llegar a Madrid fue empadronarme. Tuve que arrastrar a mi señora, que llevaba ya ocho años aquí y todavía figuraba en casa de sus padres. Cuando te empadronas, te dan esa cosa tan bonita que se llama volante (aunque tiene forma de folio) y ya puedes mirar a tus amigos por encima del hombro, porque son de fuera... Bueno, ese es el mecanismo que conduce de la adoración del dios Pisito a la veneración del dios Terruñito de acuerdo al evangelio pisitofílico. El papel yo lo quería para apuntarme al paro. Y ahora lo necesito para modificar mis datos en la Seguridad Social, que por haber cambiado de domicilio se niega a remitirme por internet el documento de Vida Laboral, que me hace falta para darme de alta en el servicio de intermediación de la Agencia de Empleo, lo cual es preciso para acceder a la bolsa de empleo propiamente dicha de mi agencia de zona, que está en un barrio distinto que la anterior y que el mío, puñetera coincidencia. Pero no importa. Tenemos todo el día para estas cosas. Aun diría más, tenemos todos los días. Me han dado cita con el orientador laboral para el 1 de abril. Viendo cómo está el tema, para entonces, a lo mejor, me he comprado una caja de ahorros mediana por un euro.

8 comentarios:

la profe dijo...

jajaja, una caja de ahorros, ¡qué ocurrencias señor barón!, intuyo por el tono de tu texto que el desánimo acecha, te has topado con Doña Burocracia ¿ el 1 de abril? eso no es normal, o la cosa está muy mal,muy mal, o...llama otra vez, en cualquier caso lo de volver a llamar diciendo a tu futuro técnico que estás muy interesado y que por favor te avise "si le anulan una cita" , no vas a perder nada.
Cambiando de tercio, me pediste que te contara sobre los que están al otro lado del Blog, aún no los conozco muy bien pero me gustan, ¡Están vivos! vivos, inquietos, los hay para todos los gustos y colores, desde los más entusiastas a los más escépticos. Lo que me gusta de trabajar con periodistas es que siento que tenemos algo muy importante en común, nuestra herramienta de trabajo es la cabeza. Con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva...en algunos momentos de mi vida me he lamentado por no haber escogido una profesión en la que el resultado de mi trabajo se pudiera tocar, oler, saborear...trabajar con algo tan abstracto como ideas, percepciones, o comunicación, nos deja al amparao o desamparo de nuestra cabeza, de nuestra creatividad y capacidad de reflexión y...a veces resulta agotador ¿no te parece?
Quizás la diferencia entre un periodista y un psicólogo es que el segundo tiene mayor grado de concinecia de que todos esos procesos están sucediendo simultáneamente. Ese es el objetivo de mi trabajo, aumentar el grado de conciencia de los procesos para favorecer la capacidad de controlarlos. Sin embrago el trabajo con mi grupo de periodistas no va a ser fácil pese a lo listos y vivos que puedan ser ( me siento como Ángel Llácer, hablando de sus diamantes en bruto). Hay cierto nivel de tensión en el aula que dificulta el aprendizaje de habilidades, ya que las tareas que se usan tienen un nivel de exposición que necesita de una buena caja de resonancia, de una red de relaciones que sostenga las inseguridades que surgen en el proceso de desarrollar las habilidades.
Tampoco es algo de lo que haya que preocuparse en exceso, sólo tenerlo en cuenta, ponerlo en palabras, estar preparado...
Ayer hicimos un ejercico de construcción de torres ( es un ejercicio muy típico en coaching) puede usrse con distintas finalidades, desarrollar el autoconocimiento o como sucedió ayer, analizar el comportamiento grupal y el trabajo en equipo, podría contarte muchas anécdotas, cosas que me llamaron la atenión pero hay algo que me dejó estupefacta, al finalizar la clase, los alumnos ( excepto dos o tres) salieron escopetados del aula, dejando sobre la mesa las torres de cartulina que tantos quebraderos de cabeza les habían dado. Entiendo que la torre de la discordia se quedase allí, pero las otras dos...producto de un trabajo en equipo ¿ Cómo puede alguien abandonar lo que ha creado en colaboración con sus compañeros? En los 4 años que llevo realizando este ejercicio, nunca había visto esa circunstancia, algunos grupos quieren llevarse las torres a casa, la mayoría, las dejan en el aula, de decoración. En lugar de abandonarlas podían haber tenido la decencia de acompañarlos ellos mismos a su lugar de descanso ( la papelera) para darles allí un último adios. Pero esto no es lo peor Barón, el suelo de la clase estaba cubierto de cartulinas, y según salías del aula aguardaba la señora de la limpieza, con su carro de compartimentos para embases y no embases. Sentí vergüenza y salí a buscarles, no regresaron y me quedé a recoger con un par de ellos los trozos de cartulina, la mujer de la limpieza nos miraba desde el otro lado de la puerta, yo no quería mirarla. Los que salieron de clase a todo correr ni siquiera la vieron, me pregunto que hubiese hecho yo si fues alumna y no hay respuesta. Como profesora sé que no nos dejarán el aula si la dejo sucia, pero como alumna...quiero pensar que habría visto a la señora de la limpieza y le habría demostrado mi respeto por su labor, pero realmente no lo sé, lamentablemente, tiene que ponerse en marcha un mecanismo de vergüenza o culpa para que seamos "civilizados" en la gran mayoría de los casos. Siempre me negué a aceptar esta premisa en la universidad, solía pecar de excesivo positivismo humanista y sin embargo...tal vez tuvieran razón después de todo. ¿ Son la vergüenza y la culpa los principales sistemas de control de la conducta humana? ¿ Qué opnias?

la profe dijo...

No pude evitar volver, me quedé pensando sobre los sueños y las vocaciones...¿ es una ventaja o una desventaja sentirse especial, diferente, pensar que uno está llamado a hacer grandes cosas, que su vida no pasará sin pena ni gloria, querer "sentirse realizado..."? , ¿ cuál es el precio que pagamos por el inconformismo? Otra gran paradoja :soñar que uno será diferente, especial, es al mismo tiempo lo que nos nutre y aquello que nos destruye. Fui a ver Revolutionary Road, está bien que de vez en cuando el cine nos hable de la infelicidad que implica no adaptarse a la sociedad tal y como la conocemos, del Darwinismo social. Aunque tal vez los personajes son héroes tan románticos como los del siglo XIX. Lo cierto es que no, no lo pienso.
Realmente deprimente la película, realmente sensacional la interpretación, muy al hilo de mi materia, aunque la temática gire básicamente en torno a una relación de pareja...pero es que la vida no puede diseccionarse en compartimentos, por mucho que uno lo intente de cuando en cuando. Probablemente es la película que Mendes siempre quiso hacer, un remake de su "American Beauty" ( que por cierto también me gustó mucho), más sencilla en la trama, más impactante en el la emoción. Sólo le falta Sabina en la BSO, cantando eso de Oiga por favor: ¿ Venden pastillas para no soñar?

Leonor de Aquitania dijo...

Desde que leí el comentario de "la profe" no he podido evitar sentir una sensación de vergüenza que me sigue durando hasta hoy.
Suscribo todo lo que dice y sí, quizá sea la vergüenza y la culpa uno de los sistemas de control de la conducta humana...
Por lo menos así me siento yo, avergonzada y culpable.
Tal vez tan solo seamos pequeños trozos de carbón que necesiten una limpieza, ya se sabe que "el carbón sometido a presión produce diamantes", aunque avergüenza incluso más saber que personas correctas y supuestamente adultas necesitan este toque de atención

Munchausen dijo...

Abro un 'post' nuevo para mi comentario. ¡Cómo mola ser el administrador!

la profe dijo...

vaya, vaya...parece ser que tenemos otro psicólogo con nosotros, debiste advertirme de ello, sólo espero que Yoriento no tenga especial predilección por la Gestalt...en caso de ser así...podemos debatir virtudes y deficiencias de las distintas orientaciones...en cualquier caso, me da la sensación de que Yoriento se dedica fundamentalmente a la psicología empresarial, de ser así, nos interesaría mucho tu opinión en este blog Yoriento.


Para todos: tengo un verdadero problema, cada vez que quiero publicar un comentario, tengo que volver a registrarme, Ríete tú del Inem o de la vida laboral...¿ alguien sabe cuál puede ser el problema?

Leonor de Aquitania dijo...

Creo que ya sé cual puede ser tu problema con la publicación de comentarios "la profe". A mi, que todo esto me viene demasiado grande (soy una figura de leyenda en la época de las cruzadas y los trovadores)también me hacía registrarme cada vez que quería meter un comentario. Creo que debes poner tu cuenta de e.mail donde pone nombre de usuario, la primera cuenta que utilizaste al abrir esto. Luego ya todo es comer y cantar.

Munchausen dijo...

Si el programa te pide que te registres cada vez, es por seguridad. Si estás en un terminal compartido, así ha de ser. Si estás en casa, el explorador de internet debería preguntarte cuando introduces una clave si quieres que la recuerde en la próxima sesión. Pero... no te valdrá de nada si después de la sesión borras la caché...

Ilse dijo...

Yo llevo cuatro años fuera de las Canary islands y aún sigo empadronada allí. Todos me dicen: ¡Qué bueno, te salen más baratos los vuelos!"

Bueno, si fuera alguna vez pues quizá sí, sería bueno.

El caso es que me cuesta menos votar por correo que subir un día a la junta municipal. La sanidad, que era el único escollo, lo salvé con un españolísimo pollo a la médica, cagándome en las autonomías y poco menos que graznando: "Yo vivo en un país y me empadrono donde me sale del coño". Fui máss polite, claro, pero dio resultado, y desde entonces tengo al doble nacionalidad sanitaria. :D